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lunes, 13 de febrero de 2012

La infinitud del círculo


Cuando llegó Lorena pensé que la noche se desvanecía ante el sol, pero luego se fue y la noche lo eclipsó.

Luz, obscuridad; luz obscuridad, todo por un incesante rotar para llegar siempre a la misma hora y al mismo lugar.

-       - ¡Mundo detente! que con Lorena quiero estar.
-       - Precisamente por eso –me dijo- he de girar

Luna, lejos, luna cerca y otra vez pedazos le han de faltar. Dime Lorena si vas a regresar.

- ¿Quieres ver con ella las estrellas? Entonces la noche debe llegar.

Baja pero siempre vuelve a subir el mar. Lágrimas por tristeza, también por felicidad y a veces hasta el mar negro brillando está, pero también es verdad que las rosas blancas no se ven en la obscuridad. Sol, fuente de vida que luz nos das, confiesa también que tu corona puede quemar.