Después de la tormenta, cuando menos me lo esperaba salió Vale, los rayos de su pelo y la luz de sus ojos me alumbraban. Era feliz. Escuché una voz en la naturaleza decir “CON VALE PUEDES OBTENER LA FELICIDAD”. Hasta ese día, lo único que yo sabía, era que con un vale podía canjear unas papas Sabritas, pero no sabía que había un tipo de vale para la felicidad. Necesitaba conseguir ese vale, porque la felicidad para mi todo lo vale. En mi lucha por conseguir ese vale, caminé por las calles preguntando a la gente, pero la única respuesta que me dieron fue “tu situación me vale”. Les dije “vale, hasta luego” y con esa despedida pretendía encontrar el vale por mi cuenta. Le pregunté a mi mejor amiga cómo conseguir el vale, y Vale me dijo que vale la pena buscar lo que vale pero que desconocía sobre el vale. En un sueño sin Vale soñé caminar hasta donde estaba el vale. Al despertar seguí la ruta y llegue en el amanecer hasta una casa blanca donde salió Vale, entonces me dí cuenta que el vale, era Vale y con ella conseguí la felicidad que es lo que de verdad vale. Vale, hasta mañana.
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