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miércoles, 19 de junio de 2013

Se quitó el lunar

Le incomodaba, por eso se quitó el lunar. En medio de su frente una mancha obscura interrumpía su imagen. Uno no lo escuchaba, solo veía su lunar.

Corría el año de 1999 cuando se postuló para ser el alcalde de la Ciudad, en ese entonces todo semáforo, poste o árbol quedaba tapizado con la imagen del candidato. Al principio aquel punto de su cara le quitó varios puntos en las encuestas, fue entonces cuando el genio del marketing electoral (Raúl Victoria Iragorri) recomendó “eliminar aquella mancha de las fotos”. Así ganó las elecciones. “Mario Marín alcalde de la Ciudad” se leía en la primera plana del periódico, una primera plana –por cierto- de puro texto, sin foto, sin imagen. Nunca había visto algo así.

Imposible llevar la frente en alto con semejante mancha, pero él aspiraba a todo: gloria, fama, clamor popular. De nueva cuenta lo logró, esta vez el genio fue el cirujano que extirpó aquel lunar, entonces Mario ascendió gobernador. Esta vez El Excélsior, El Sol y El Reforma  si publicaron imagen.

Ya en la fama, decidió que -como los famosos- debía ser retratado en un mural. Eligió la pared principal del Salón de Protocolos del Palacio de la Ciudad, y ahí -entre ángeles y fundadores- decidió pintar su imagen (sin lunar por supuesto).




A veces voy a reuniones y juntas del Comité a ese salón. La verdad es que pocas veces ponía atención por quedarme pasmado con la pintura. De los 46 ilustres retratados, él era el de mayor tamaño, con una sonrisa inteligente señalaba un mapa que tenía en las manos. Una analogía –reflexionaba- de “La Creación Adán”, donde Dios con su dedo índice señalaba (y creaba) al Mundo (representado por Adán); así Mario –también con el índice- señalaba el mapa al mismo tiempo que creaba Puebla. ¡Algo patético! pensaba yo, mientras que quien presidía la sesión sometía a votación un asunto del cual yo no tenía la menor idea por estar divagando sobre murales.

Pues resulta que Mario terminó siendo persona non grata por diversas cuestiones que (por pulcritud literaria) no comentaré. El caso es que hoy al amanecer vi el Twitter, decía:  El gobierno de Puebla 'borra' al exgobernador Mario Marín de un mural, y es que es lógico, esa mancha obscura impedía a Puebla, fama, gloria y clamor popular.





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