Bienvenidos a este su blog

miércoles, 23 de mayo de 2018

No es culpa de uno sino del hilo



Se llama «arteria ulnar», esa que va desde el corazón hasta el dedo meñique.

Creo que es japonesa la leyenda; dice que desde el nacimiento, estamos atados del meñique a la persona que amaremos por siempre. El hilo rojo, siempre se puede estirar o contraer pero nunca romperse.

El problema —creo yo— es que el hilo es invisible y con tanto tráfico, barullo y ajetreo, uno al caminar por doquier va enredando el hilo con esas niñas que se van cruzando en el camino.

Entre tanto enredo, confusión y enjambre, uno se va equivocando de labio en labio. La clave es descubrir cuándo uno se ha equivocado. Buscando soluciones, me acordé que hace años transcribí un texto ajeno:

Mira muchacho -me dijo-, la vida de un hombre no es más que la búsqueda de una mujer. Fíjate que digo una mujer y no cualquier mujer. Y por una mujer, muchacho, me estoy refiriendo a “una de única”. El problema está en que el hombre siempre queda con la duda de si la mujer que encontró (si es que encuentra alguna), es esa una mujer que estaba buscando. Yo ya estoy viejo y he descubierto una fórmula infalible para saber si la mujer que uno encontró es la una mujer que estaba uno buscando..."
El viejo carraspeó y me confió: "Si tu le dices a una mujer que te duele una muela y ella, en lugar de mandarte al dentista o darte un analgésico, te abraza y deja que recuestes la mejilla en sus pechos, entonces, muchacho, esa mujer es la una mujer que andabas buscando...





No hay comentarios:

Publicar un comentario