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lunes, 10 de septiembre de 2018

Técnicas para alcanzar

Al principio, Macondo era una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. 

 Para Isabella, el mundo también era reciente. Yo la cargaba y ella alcanzaba las hojas previamente señaladas. Una vez atrapó una oruga que estaba atrás de una hoja;  pero un día, me señaló una flor que estaba a unos diez metros de altura. Le expliqué que era imposible alcanzarla, que estaba demasiado lejos. Ella volvió a señalarla insistiendo que la cargue para poder alcanzarla. 

Para evitar discusiones la cargué estirándome lo más que pude, ella sin levantar la vista estiró los brazos para arrancar la flor. Nos faltaron por lo menos unos ocho metros.

Bajé a la niña y le pregunté si la había alcanzado. Me dijo que sí, no con los brazos, con la cabeza. Se reacomodó el pelo luego de sentir que la flor la había despeinado. 

Ese día aprendí que muchas de las cosas, no se alcanzan con el cuerpo, se alcanzan con la cabeza. 

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