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jueves, 24 de junio de 2010

No las entiendan, solo quiéranlas (Por JMN)

La señorita Lara cambió la Vogue por la Ley de Amparo, pronto regresó a la Vogue. Se miraba en el espejo. Verificó si la demandante acreditaba el interés jurídico… su interés se desmenuzó en un sinnúmero de actividades. En ese instante me llegó un mensaje telefónico de ella, simultáneamente transmitía una llamada al ministro. Ella pensaba qué ponerse el fin para ir al antro mientras fundamentaba la sentencia conforme al 16 constitucional. En ese instante la manzana roja era mordida por sus sensuales labios (absuelvo totalmente a Adán después de semejante marketing), labios que estaban a punto de ser humectados por el lip-stick más suertudo del mundo. ¿Tanto pasa en tan poco tiempo? Sí, la respuesta es multitasking.

Siempre he sostenido: la justicia no tiene nada que ver con Dios, es algo netamente humano, para empezar ellas pueden hacer mil cosas a la vez; nosotros sólo una. El lic. Lomelí (honorable maestro de derecho civil) claramente expuso: la mente del género masculino funciona a base de cajas. Surge la palabra fútbol, de pronto extraemos de la mente la “caja futbol” y encontramos ahí las carpetas: mundiales, Champions League, Uefa Cup, Real Madrid, etc. Al terminar la conversación habrá un 97% de posibilidades de que hablemos de mujeres por tanto, la mente guardará la caja futbol para sacar la caja mujeres, donde encontramos las carpetas Sabrina, Tere, Elisa, etc… utilizaremos exclusivamente aquella información relativa al tema en cuestión.

La mente de las mujeres es algo mucho más complejo. Ni Harvard, ni Yale and not even Georgetown han contemplado la siguiente teoría sin embargo mi empirismo la tiene netamente probada. Resulta que la mente femenina no funciona a base de cajas, sino que… tiene interconexión tipo red. Si surge el tema Ronaldo inmediatamente se cruzará información en toda la base de datos, extrayendo temas como infidelidad, moda, fútbol, Valentina, la suegra, Querétaro, la vez que nos enojamos en 1997, etc, etc, etc y un montón de información que para el sexo masculino será invinculable. En ese momento las empiezas a ver con una cara de confusión, pero ella no la nota (o la ignora) y sigue alegando. El hombre simplemente no entiende nada, las cajas se rompen y simplemente deja de pensar. Ahora, el hombre solamente contempla su belleza y su boca pronuncia cada 45 segundos un OK de manera automática (para este instante el hombre ha asumido 345 obligaciones y promesas de las cuales no está enterado de ninguna). La mujer dicta sentencia, posteriormente le da la oportunidad al varón de defenderse. El hombre no conoce el ataque, simplemente la mira fijamente a los ojos.

- Pero dime José, ¿qué opinas al respecto?

- ¿Al respecto de qué?

- De todo

- Pero… no puedo opinar de todo, no sé ni que pasó. Te ves hermosa.

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