Todo empezó un feliz domingo de vacaciones de verano. El sol se colaba por la ventana. Desperté. Vi el reloj, era simplemente: la una. Me quedé acostado una hora más, después con calma gasoneana me levanté. Sin bañarme, me puse mi ropa más informal, por supuesto no me peiné. Mi pelo largo emanaba libertad, aponía, ataraxia; en conclusión tenía un toque hippie que ese día me sentaba de puta madre.
Salí descalzo al jardín, estiraba los brazos como queriendo tocar las nubes tras la espalda. Nati llegó y me empezó a lamer, me puse a jugar con ella. Lanzaba la pelota de tenis, y luego ella la traía, pero jamás la soltaba y continuaba mordiéndola como incitándome a perseguirla. Pero era un día demasiado tranquilo para jugar carreras contra Nati. La perra se desesperaba ante mi mediocridad y simplemente soltaba la pelota para que yo la vuelva a lanzar. Hicimos eso aproximadamente 345 veces hasta que los dos nos aburrimos.
De pronto, vi el reloj. Eran las 4:00, tenía que estar a las 3:00 en el restaurante con mis amigos. Con aún más tranquilidad me subí al coche y lentamente llegué a la reunión. No habían empezado a comer, me estaban esperando. No lo podía creer, odio que a veces mis amigos sean tan ridículos. No era la cena de navidad, era el changarro de los tacos de verano. Les reclamé su espera ilógica y estúpida; ellos se disculparon.
- No, no, no. Aquí el que se tiene que disculpar soy yo. La verdad amanecí con una tranquilidad y calma poco habitual, ese es el motivo de mi tardanza.
Sabrina me contestó:
- No mientas José Migoya, llegaste tarde a propósito.
En este momento quedé totalmente confundido. Exigí una explicación. Fue entonces cuando surgió la teoría de retraso ad populi,
Con un tono de enojo, como explicando algo obvio o de sentido común Sabrina me dijo:
- Mira, es obvio que llegas tarde a propósito lo haces para volverte popular, te encanta que todos te vean llegar y digan: !wow, mírenlo, es José Migoya! Te halaga cuando voltean y te miran entrar con tanto estilo y tus pantalones rotos, tu pelo echo una mierda pero un appeal carismático que habla en silencio y dice: quiero llamar la atención.

En ese momento, me quedé en shock. Desde ese día los ingleses son impuntuales junto a José Migoya. Ahora entro escondido y puntual, odio llamar la atención. La mente de Sabrina se parece a los niños de la Castellana* camina en círculos desarrollando teorías donde no las hay. Einsteien afirmó que de la energía se podía extraer materia, pero Sabrina lo ha superado, pues de la NO energía (relajación total de un domingo) se pueden extraer teorías.
Un abrazo a todos, les deseo un feliz domingo.
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